Gomesende

Gomesende se sitúa en tierras de transición entre los valles abiertos del Arnoia y las aguas oscuras del Deva. Entre los aires de Ramirás y las nieblas de Cortegada, donde la Terra de Celanova comienza a perder su nombre. A Guía, O Pao, Fustás, Poulo, Sobrado, O Val, Arnoia Seca… Nombres sonoros, todos ellos, que nos invitan a jugar a descubrirlos, esquivando con la mirada distintos horizontes.

Y es que, según hacia dónde dirijamos la vista —ya sea al norte o al sur, al este o al oeste—, en cada recodo del viejo camino real o en cada curva de la carretera actual, Gomesende nos regalará paisajes diferentes, siempre enigmáticos y misteriosamente ausentes.

O Val

Cerdal, O Viso… Lugares que ocultan en sus entrañas la vida y la muerte, la paz y la guerra, la luz y la sombra, la riqueza y la miseria de personajes como «don Pepito Viso» o Manuel Álvarez, tan adelantados a su tiempo que lograron hacer fortuna desde donde el río se esconde del sol, incluso al mediodía.

Lugares que generaron riqueza por millares, gracias al estaño y al wolframio, o al simple paso del río, y que hoy son testigos silenciosos de la ausente presencia de otros nombres no menos evocadores como la «Ponte Chancela» o la mina «A Sultana».

Definitivamente, Gomesende es tierra de transición que se pliega entre dos mundos. Que parece no estar, pero cuando se encuentra, posee enigmas suficientes para no dejar indiferente a nadie.

El municipio de Gomesende, perteneciente a la comarca Terra de Celanova de Ourense, fue una importante vía de comunicación con Portugal, albergando una de las principales rutas que conectan el valle del Miño y Celanova con la nación vecina.

El patrimonio de Gomesende tiene como principal atractivo las muestras de arquitectura religiosa, en su mayoría conservadas desde la época medieval.

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