Destino turístico que engloba a 14 ayuntamientos que comparten tierras de Celanova, la Baixa Limia y la sierra del Xurés, en la provincia de Ourense
A Bola
Poca gente sabe que
el municipio le debe el nombre precisamente a una aislada gran “bola” de
granito que se encuentra inhiesta en la localidad del mismo nombre. Elemento
singular, sin duda, en el corazón de una geografía de valle regado por el río
Sorga, y de lomas suaves que se van izando lentamente hasta generar lo que
Méndez Ferrín denomina el “lombo de hipopótamo” de San Cibrao de Monte Calvo.
Lugar primigenio,
este, con una pequeña colonia de dólmenes con su menhir central, que anuncian
las primeras ocupaciones humanas -todavía nómadas- y que se anteponen en el
tiempo a la pequeña capilla dedicada a San Cibrao, que domina el horizonte
hacia poniente, sirviendo de parapeto para la salida de un sol equinoccial que
nos traslada a la figura de Rosendo Guterres, el gran hacedor de la comarca.
Tierras de huerta y
labradío con reminiscencias solariegas y casas blasonadas, aprovechadas en San
Munio de Veiga por los Hospitalarios de Jerusalén e íntimamente relacionadas
con el monasterio de Celanova, tanto en las horas buenas de los prioratos y
cotos de Santa Baia y Berredo -que quiso conquistar el portugués Afonso
Henriques-, como en las horas malas de la guerra Civil, en las curvas de A
Munía, a pocos cientos de metros del Alto de O Forriolo, en donde todavía hoy
resuenan los ecos de algunos lamentos que nadie fue capaz de arropar, sino la
muerte.
A Bola es un municipio de la Provincia de Orense en Galicia. Pertenece a la Comarca de Tierra de Celanova. Debe su nombre a una bola de granito situada en el lugar, que también da origen al escudo. Está situado en una zona de media montaña, en las estribaciones de la cara este de la Sierra del Leboreiro, a los pies de los picos de Furriolo, Monte Calvo y San Ciprián.
A Bola es un municipio de la Provincia de Orense en Galicia. Pertenece a la Comarca de Tierra de Celanova. Debe su nombre a una bola de granito situada en el lugar, que también da origen al escudo. Está situado en una zona de media montaña, en las estribaciones de la cara este de la Sierra del Leboreiro, a los pies de los picos de Furriolo, Monte Calvo y San Ciprián.